El pasado viernes, 5 de octubre de 2012, se enfrentaron
en un juego de eliminación las dos Tarjetas Salvajes de la Liga Nacional,
Cardenales de San Luis y Bravos de Atlanta.
En la parte baja de la 8va
entrada, Atlanta perdía 6 carreras por 3, pero tenía corriendo en segunda base
a Dan Uggla y a David Ross en primera base, con 1 “out” y bateaba Andrelton
Simmons. Simmons conectó un elevado entre el campo corto y el
bosque izquierdo (grama exterior). El
campo corto de San Luis, Pete Kozma, fue buscando la bola hacia atrás y el
guardabosque izquierdo Matt Holliday, venía corriendo hacia el frente buscando también
el elevado. En un momento dado, Kozma levantó los brazos
indicando con su gesto que iba a “fildear” el elevado. Tan pronto Kozma,
levantó los brazos, el árbitro de la línea del bosque izquierdo, Sam Holbrook,
levantó su brazo derecho, decretando que la jugada era “Infield Fly”; a
Holbrook se le unió el árbitro de tercera base Jeff Nelson, quien también
levantó su brazo derecho decretando “Infield
Fly”. En esos instantes Kozma,
escuchó que Matt Holliday pedía capturar
el elevado; accediendo a ello, Kozma
se retiró del área por donde viajaba la pelota, es decir, que desistió de su
intento de capturarla. En esos precisos
momentos, Holliday le quitó la vista a la bola, miró hacia Kozma y advirtió que
ya éste había desistido en su intento de “fildearla” y cuando se dispuso a
capturarla, ya la bola estaba picando entre medio de ambos “fildeadores”. Tan pronto la bola picó, entre medio de los
dos “fildeadores”, Dan Uggla aprovechó la oportunidad y avanzó desde segunda a la
tercera base y de igual manera David Ross, avanzó desde primera hacia la
segunda base. La distancia entre el borde más cercano de la grama exterior y el lugar donde picó la
bola fue de sesenta y cinco pies
aproximadamente. Hasta aquí una
descripción con la mayor fidelidad posible de lo que ocurrió en esa jugada.
Una vez decretado el “Infield
Fy”, el dirigente de Atlanta, Fredi González, les cuestionó a los
árbitros la decisión tomada y protestó
el juego. Desde las gradas del Turner
Field de Atlanta, los fanáticos, disgustados por la decisión de los árbitros,
comenzaron a lanzar objetos al terreno de juego. Mientras, entre los fanáticos y analistas del
béisbol, a nivel mundial, se desató una lluvia de interrogantes, especulaciones
y análisis, en torno a la decisión de los árbitros. Esa
misma noche, analistas del béisbol de la cadena ESPN y de MLB Network, emitieron
opiniones sobre la decisión de los árbitros y lo que establece la Regla del “Infield Fly”. Sin embargo, no escuché que analizaran o
discutieran el origen de esta Regla y el propósito
que persigue.
Por la importancia que reviste
la Regla del “Infield
Fly”, sus complejidades y consecuencias,
me dí a la tarea de producir este artículo que comparto con ustedes.
La Regla del “Infield
Fly”, fue introducida por primera vez en el libro de las Reglas del Béisbol
en el 1894, cincuenta años después de haberse redactado las primeras Reglas del
Béisbol por Alexander Cartwright. Antes
del 1894, los jugadores defensivos, incluyendo al lanzador y al receptor,
estaban en libertad de dejar caer, deliberadamente, elevados cuando habían corredores en base, con el propósito de
ejecutar una doble o una triple matanza.
Para ilustrar lo que ocurría, traigo a vuestra atención un juego que se
celebró el 22 de junio de 1882 entre Cincinnati y Pittsburgh, en la
desaparecida liga de la Asociación Americana.
Dicho partido se extendió a catorce (14) entradas. En la parte baja de la entrada número catorce
(14), ganando Cincinnati 5 por 2, Pittsburgh envasó a sus primeros dos
bateadores, Mike Mansell y a Ed Swartwood.
Mansell corría en segunda y Swartwood en primera. En ese escenario, el bateador John Peters,
levantó un elevado inofensivo por el
área que patrullaba el campo corto de Cincinnati, Chick Fulmer, quien se
acomodó debajo de la bola, obligando a que ambos corredores permaneciesen
anclados en segunda y primera base, respectivamente. Cuando estaba próximo a “fildear" el elevado, Fulmer dejó caer la bola a
propósito, la recogió del piso, se la pasó al defensor de la segunda base Bid
McPhee, quien procedió a tocar a Mansell que había permanecido anclado en
segunda base y luego pisó la segunda almohadilla para propinarle “out” forzado
a Swartwood, quien estaba obligado a correr de primera hacia segunda, ya que el
elevado había caído al terreno de
juego. De esa manera propinaron una
doble matanza. Pero ahí no quedó la situación,
propinada la doble matanza, el segunda base, McPhee, le devolvió la bola al
lanzador Will White, quien se percató que el bateador no había corrido hacia
primera base y procedió a tirar a primera completando una triple matanza. Jugadas como esa, donde los “fildeadores” utilizaban el engaño para ejecutar dobles y
triples matanzas, solían ocurrir para esa época porque no había una regla que
lo prohibiera. Como dicen en la montaña,
los jugadores defensivos de esa época recurrían a la “jaibería” para beneficiar
sus causas. Para evitar esos engaños defensivos fue que se
creó en el 1894 la Regla del “Infield
Fly”. En otras palabras, el espíritu o la razón de ser de la Regla del “Infield Fly”, es evitar el engaño.
Dicho lo anterior, vayamos a
lo que contempla la Regla del “Infield
Fly”, que está recogida en la Regla 2.0 de las Reglas Oficiales del Béisbol. Para que los árbitros puedan poner en vigor
la Regla del “Infield Fly” es
menester que:
1.
El equipo a la ofensiva tenga corredores en primera y
segunda, sin “outs” o con un “out”.
2.
El equipo a la ofensiva tenga tres corredores en bases, sin “outs” o
con un “out”.
3.
Que el bateador de turno conecte un elevado, (“fly”), que no puede ser ni
un batazo de línea ni un intento de toque de bola y que a juicio del árbitro o
los árbitros, pueda ser capturado por un jugador a la defensiva, con un
esfuerzo ordinario (una jugada de rutina).
4.
No existe un área (perímetro) definida en el
terreno de juego (terreno “fair”), a la cual tiene que estar circunscrito el elevado.
5.
Aunque la Regla se llama “Infield Fly”, también se aplica a los jugadores que
defienden los bosques (guardabosques). Algunas
personas tienen la idea errónea de que esta Regla solamente aplica a los
jugadores del cuadro. La Regla establece
específicamente que el árbitro puede poner en vigor la Regla del “Infield Fly”, aún cuando sea “fildeada”
por un guardabosque, si a su juicio, un jugador del cuadro podía haber “fildeado”
la pelota con la misma facilidad.
6.
Cuando estén presentes las situaciones descritas
anteriormente, el árbitro o los árbitros, procederán a decretar, inmediatamente, “Infield Fly”, levantando su brazo y con ello, decretando
“out” al bateador.
7.
Una vez decretado el “Infield Fly”, los jugadores que están en base pueden correr a su propio riesgo.
8.
Por descansar estrictamente la aplicación de la Regla
del “Infield Fly”, en el juicio interpretativo del árbitro, esa
decisión no está sujeta a ser apelada.
Teniendo el beneficio de lo dispuesto en la Regla del “Infield Fly”, vayamos ahora a evaluar lo ocurrido en el juego entre
San Luis y Atlanta. En primer lugar,
estaba presente una de las condiciones para poner en vigor la Regla del “Infield Fly”, esto es, habían hombres en primera y segunda con un sólo
“out”. En segundo lugar, el batazo fue
un elevado y, aunque entiendo que el
“fildeo” del mismo no era ordinario (fácil), respeto el juicio interpretativo
de los árbitros Holbrook y Nelson. Por
lo tanto, hay que acatar los juicios de ambos árbitros en torno a que el elevado debió haber sido
“fildeado" ordinariamente (con facilidad).
Hasta aquí, están presentes varios de los requisitos que exige la Regla
del “Infield Fly”. Ahora bien, ¿dónde fallaron los árbitros? En mi opinión los árbitros fallaron en lo
siguiente:
Aún aceptando que el batazo era un elevado de rutina, por lo distante que estaban ambos “fildeadores”,
de la tercera y segunda base respectivamente, sería ilusorio pensar que Kozma o
Holliday iban a dejar caer la bola, deliberadamente,
para provocar una doble matanza y de esa forma engañar a la ofensiva de Atlanta. En otras palabras, la sensatez nos indica que
ninguno de los dos “fildeadores” iba a dejar caer deliberadamente la bola, con
el firme propósito de provocar una doble matanza que es lo que persigue evitar la Regla del “Infield
Fly”. Por lo tanto, no estando
presente el engaño, no
procedía poner en vigor la Regla del “Infield
Fly”. Ciertamente, la bola cayó al terreno de juego por una mala
comunicación entre Kozma y Holliday, y
no porque uno o ambos, deliberadamente dejaran caer la pelota para provocar,
mediante el engaño, una doble matanza. De
hecho, una vez decretado el “Infield
Fly”, tan pronto la bola cayó al terreno, los corredores que estaban en
base por Atlanta, Uggla y Ross, avanzaron a tercera y segunda base,
respectivamente, sin que siquiera hubiese un tiro al cuadro de Matt Holliday, que fue el jugador
que recogió la bola del piso. Es decir,
que según dispuesto en la propia Regla, ambos corredores corrieron a sus
propios riesgos.
CONCLUSIÓN:
Aún cuando estaban presentes
varios de los requisitos exigidos para poner en vigor la Regla del “Infield Fly”, faltó el más importante de ellos,
que es el elemento del engaño. De ahí que, no estando presente en esa jugada
la más mínima posibilidad del engaño,
no procedía activar la Regla del “Infield
Fly”, porque la esencia de dicha Regla es evitar, precisamente, el engaño.
Por otro lado, era improcedente la protesta o apelación
del equipo de Atlanta, ya que una vez decretado el “Infield Fly”, esa decisión no está sujeta a ser apelada.
Cónsono
con lo anterior, concluyo, con el mayor respeto a otras opiniones, que los árbitros fallaron en su juicio
valorativo.