Cesáreo
Márquez, llegó a Los Montañeses de Utuado, en el 1966 y se adueñó de la 3ra
base que en esos momentos, era defendida por José Luis Pagán. Inmediatamente, su bate se hizo sentir y en
ese 1966, se proclamó Campeón de
Bateo a Nivel Nacional cuando conectó 43 incogibles en 94 turnos, para un
robusto promedio de .457. De esa manera se convirtió en el primer jugador de Utuado, en obtener el título de Bateo a Nivel
Nacional. Desde entonces, han transcurrido 50 años de esa gesta. Como si fuera poco, ese mismo año fue colíder
en Jonrones en Puerto Rico con 6 y
tercero en incogibles con 43. Dicho sea
de paso el líder en incogibles en el 1966, lo fue el fenecido Víctor
“Peladilla” González, quien conectó 45.
El único otro jugador de Utuado que ha obtenido el Título de Bateo a
Nivel Nacional lo es José “Pipe” López, cuando en el 1995 bateó para .443 (88-39).
En el 1967, Cesáreo, bateó para .320; en el 1968, .301; en el 1969, .339;
en el 1970, .366; en el 1971, .333 y en el 1972, .392. Como podemos ver Cesáreo, durante siete
temporadas consecutivas bateó arriba de los .300.
En el 1970 cuando Utuado obtuvo
su Segundo Campeonato Nacional,
además de batear .366, en la Serie
Regular, conectó 7 cuadrangulares
para ser nuevamente colíder en jonrones en Puerto Rico. Además, anotó 25 carreras, empujó 18 y fue
declarado el Jugador Más Valioso del Noroeste.
En la Semifinal del Noroeste
frente a Manatí, tuvo promedio de .417.
Frente a Vega Baja, en la Final Seccional, bateó para .450. En la Semifinal del Carnaval de Campeones
frente a Río Piedras “Goya” bateó para .367 y en la Final Nacional frente a
Cayey su promedio fue de .235. En la post-temporada del 1970, bateó para .367 (79-29), una milésima más que la
temporada regular (.366).
Fue precisamente, en la Semifinal Nacional frente a Río Piedras “Goya”, que
su bate tronó sensacionalmente. Utuado
perdía aquella memorable Serie frente a Río Piedras “Goya”, 3 a 1 y en ese
escenario, en una doble cartelera celebrada en Utuado, el domingo, 18 de octubre de 1970, conectó 3 cuadrangulares y
empujó 8 carreras en la doble de victoria de Utuado frente a Río Piedras, 15 a
8 y 9 a 4. En el primer juego conectó 2 jonrones
y empujó 7 de las 14 carreras de Utuado.
El primer cuadrangular se produjo en el segundo episodio, cuando la sacó
de línea por el Bosque Central Derecho con 3 corredores en base (Grand Slam). El segundo, se produjo en la tercera entrada con dos corredores en
base. Su tercer cuadrangular, lo conectó
aquel inolvidable domingo, en la 7ma entrada del segundo juego sin
nadie en base, frente a Carlos Lowell.
Esa doble victoria provocó el empate de la Serie y obligó a un séptimo y
decisivo partido que se celebró el miércoles,
21 de octubre de 1970, en el Hiram Bithorm.
En aquel histórico partido, Utuado con Sandalio Quiñones en la loma,
derrotó 2 a 0, a Carlos Lowell y a Río Piedras “Goya”. Sandalio solamente permitió 3 hits y 2 de
ellos se los conectaron en la primera entrada.
Carlos Lowell, sostuvo un duelo emocionante hasta la 7ma entrada
cuando le marcaron 2 carreras. Hasta esa
entrada Lowell había permitido 2 hits y había ponchado siete Montañeses. La entrada la inició Julio Mercado con un
sólido sencillo de línea al derecho.
Enrique “Machicote” Yambó, lo llevó a segunda con toque de sacrificio y
el prometedor y fenecido jardinero corto Luis González, conectó sencillo de
línea sobre la cabeza de Lowell, empujando a Mercado con la primera
carrera. Luego, incogible del receptor
Ramón Villafañe trajo a González al plato, con la segunda carrera del desafío. En la octava entrada Cesáreo le conectó un
doble contra la verja del jardín derecho, a Carlos Lowell que lo voló del
cajón. Cesáreo y Julio Mercado fueron
los mejores bateadores de Utuado en ese decisivo encuentro, con 2 hits en 4 turnos.
La extraordinaria ofensiva de Cesáreo en esos últimos tres juegos de la
Serie frente a Río Piedras fue decisiva para que Utuado pudiera pasar a la
Final Nacional y proclamarse Campeones de Puerto Rico.
En el 1975, pasó a jugar con los Metropolitanos de Guaynabo y en 3 de las
6 campañas con esa novena, bateó sobre los .400. En el 1975,
su promedio fue de .490, pero no
tuvo las apariciones al plato reglamentarias, para proclamarse Campeón de Bateo
por segunda ocasión en su carrera; el título de Bateo recayó ese año, en Johnny
Martínez de Guayama, con promedio de .440. Nótese, que el promedio de Cesáreo fue de 50
centésimas mejor que el de Martínez. En
el 1978, bateó para .438, con 29 anotadas y 30 empujadas. En el 1979 bateó para .422. En el 1981, pasó a Comerío y se retiró en el
1984. Su promedio de por vida en la
Doble A fue de .342, conectó 457 incogibles, anotó 317 carreras y
empujó 248. En el 1978, representó a Puerto
Rico en los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Medellín, Colombia
y fue el segundo mejor bateador entre los puertorriqueños. Curiosamente, el líder de bateo del equipo de
Puerto Rico fue Johnny Martínez con .451 y Cesáreo llegó segundo con .450. En
ese certamen, Puerto Rico obtuvo la medalla de Bronce.
Cesáreo era un jugador extremadamente fornido; por ello lo apodaron “El
Toro”. Sin embargo, era un jugador
extremadamente rápido. Pocos saben que fue
corredor de 100 metros en la Escuela Superior.
Su velocidad se incrementaba en el corrido de “home” a primera. Tan pronto su bate hacia contacto con la
bola, iniciaba su veloz recorrido hacia primera, hasta el punto que considero
que es el bateador derecho más
rápido de “home” a primera que he visto en el equipo de Utuado, con respeto a
otro de los grandes, Ángel “El Rayo” Núñez.
Esa virtud le permitió apuntarse múltiples “infield hits”.
En el 1994, fue exaltado al
Recinto de los Inmortales del Béisbol Aficionado, junto a René “El Búfalo”
Acevedo, entre otros.
Definitivamente, Cesáreo Márquez, es uno de los grandes jugadores de nuestro
mítico equipo, en el béisbol Doble A.
¡En Hora Buena!