Utuado
dominó los departamentos ofensivos y defensivos más importantes a nivel
nacional, durante la fase regular. Nunca antes en su rica y exitosa trayectoria
había tenido un desempeño de tal envergadura.
Pero ocurrió lo inesperado; los Campeones Nacionales se cayeron
estrepitosamente en la post-temporada. A pesar de haberle ganado la serie
semifinal a los Tiburones de Aguadilla en 5 juegos, la ofensiva se esfumó y así
está evidenciado en el raquítico promedio de bateo colectivo, .221, luego de un
astronómico promedio de .331 en la serie regular. A ello, hay que añadirle que
ganamos dos de los cuatros juegos con dos "swings" de Ángel
Boria. Nuestro querido y mimado, Toño
Candelaria, bateó .222 contra Aguadilla y .167 contra Camuy. Chris Amador,
.050 contra Aguadilla y .235
contra Camuy. Inclusive, Boria y Héctor Ponce, quienes tuvieron sobresalientes
actuaciones frente Aguadilla, apenas batearon para .133 y .211,
respectivamente, frente a Camuy. No es la primera vez que uno, dos ó tres
jugadores bajen su rendimiento en la post-temporada, pero, desafortunadamente,
Utuado sufrió un colapso colectivo y así está reflejado en el promedio de bateo
de la post-temporada, .217 (345- 75) y ello incluye el juego por el comodín o
tarjeta salvaje frente a Vega Alta.
Defensivamente,
ocurrió lo mismo. Utuado tuvo el mejor promedio defensivo a nivel nacional,
.977. Lamentablemente en la post-temporada se produjo otro colapso en este
aspecto tan importante del juego. La
única derrota frente Aguadilla se produjo por errores y tres de las cuatro
derrotas frente a Camuy se produjeron por errores.
En
cuanto a los lanzadores, permea entre los fanáticos la errónea percepción de
que no hicieron el trabajo, lo que no es correcto. Aunque en algunos juegos los lanzadores
fueron bateados libremente, su rendimiento en la post-temporada fue
sustancialmente mejor que en la regular.
En la regular, la efectividad colectiva fue de 4.17 y en la
post-temporada, un excelente 2.32.
Definitivamente,
la debacle, ofensiva y defensiva, evitó que los Montañeses pudieran alcanzar su
meta: defender con éxito el título nacional, algo que nunca han podido
lograr.
Teníamos
justificadas esperanzas de que podíamos revalidar el campeonato obtenido en el
2014. Desafortunadamente, y aún cuando tuvimos una segunda oportunidad de
entrar al Carnaval de Campeones ("Wild Card"), no se aprovechó porque
nuestro glorioso equipo marchaba como el tango de Alfredo Le Pera y que
inmortalizó el inmenso Carlos Gardel, CUESTA ABAJO. Mas esa triste realidad no es patrimonio de
Utuado. En 1970, Salinas tuvo el mejor récord en la fase
regular, estableció marcas en victorias consecutivas y ni siquiera llegó al
Carnaval de Campeones; ese año el Campeón fue Utuado. En el 2007 y en el 2014, Fajardo tuvo las
mejores marcas en ganados y perdidos a nivel nacional y en ambos años Utuado
fue el Campeón. De hecho, el año pasado
Utuado se convirtió en el segundo equipo que obtiene un título nacional luego
de haber concluido la fase regular con récord negativo (9-10), el otro lo fue
San Lorenzo en 1997 (13-15).
Ciertamente, la caída de un equipo en la post-temporada ocurre con más
frecuencia de lo que solemos pensar. Esta vez nos tocó a nosotros el trago amargo.
Quiero
destacar y aplaudir, las extraordinarias labores de nuestro apoderado y co-apoderado,
"Lile "Medina y Normando Valentín, además, a sus respectivas esposas,
Margie y Glenda, por sus entregas totales a las causas de nuestros
Montañeses. Este año, la gerencia
cumplió a cabalidad los compromisos económicos contraídos con sus jugadores,
evitando de esa manera los angustiosos problemas económicos que nos agobiaron
en el 2013 y 2014. También agradezco al Gerente General, "Gury" Salvá y a su esposa Michelle, por las largas
horas que le dedicaron a nuestro equipo.
A la Junta de Directores que desempeñó un rol limpio, transparente y de
altura. Su presidente, Jorge Ramos, diseñó un sistema de méritos a través del
cual se compensaba económicamente a los jugadores que se destacaban en un
partido. Al cuerpo técnico y a los jugadores que lo entregaron todo en el
terreno de juego. A Yasmín Porrata, quien ejerció su rol como oficial de prensa
con mucha efectividad y sin descanso. A Wilmer Collazo, quien logró que muchos
fanáticos en Puerto Rico y fuera de Puerto Rico pudiesen escuchar las
transmisiones de los Montañeses a través de la Internet; y en ocasiones, fungió
como el director técnico de las transmisiones. Al director técnico de las
transmisiones, Wilfredo Otero, quien responsablemente hizo posible que la super
antesala de los Montañeses comenzara a difundirse puntualmente 45 minutos antes
de dar inicio el partido. Y la fidelidad de la fanaticada utuadeña que NUNCA SE
QUITÓ.
Como es natural, la derrota duele y ese
dolor se incrementa cuando sabemos que contábamos con un trabuco que muy bien
pudo alzarse nuevamente con el título nacional. De ahí, que la mirada de los
fanáticos de los Montañeses es triste en este verano y dicta mucho de la alegre
mirada del pasado otoño. Pero los perdedores tenemos que respetar y aceptar la
derrota con el espíritu deportivo que en el deporte muchas veces falta.
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