lunes, 6 de julio de 2015

LA CAÍDA DE UN CAMPEÓN

Utuado dominó los departamentos ofensivos y defensivos más importantes a nivel nacional, durante la fase regular. Nunca antes en su rica y exitosa trayectoria había tenido un desempeño de tal envergadura.  Pero ocurrió lo inesperado; los Campeones Nacionales se cayeron estrepitosamente en la post-temporada. A pesar de haberle ganado la serie semifinal a los Tiburones de Aguadilla en 5 juegos, la ofensiva se esfumó y así está evidenciado en el raquítico promedio de bateo colectivo, .221, luego de un astronómico promedio de .331 en la serie regular. A ello, hay que añadirle que ganamos dos de los cuatros juegos con dos "swings" de Ángel Boria.  Nuestro querido y mimado, Toño Candelaria, bateó .222 contra Aguadilla y .167 contra Camuy.  Chris Amador,  .050 contra  Aguadilla y .235 contra Camuy. Inclusive, Boria y Héctor Ponce, quienes tuvieron sobresalientes actuaciones frente Aguadilla, apenas batearon para .133 y .211, respectivamente, frente a Camuy. No es la primera vez que uno, dos ó tres jugadores bajen su rendimiento en la post-temporada, pero, desafortunadamente, Utuado sufrió un colapso colectivo y así está reflejado en el promedio de bateo de la post-temporada, .217 (345- 75) y ello incluye el juego por el comodín o tarjeta salvaje frente a Vega Alta.
Defensivamente, ocurrió lo mismo. Utuado tuvo el mejor promedio defensivo a nivel nacional, .977. Lamentablemente en la post-temporada se produjo otro colapso en este aspecto tan importante del juego.  La única derrota frente Aguadilla se produjo por errores y tres de las cuatro derrotas frente a Camuy se produjeron por errores.
En cuanto a los lanzadores, permea entre los fanáticos la errónea percepción de que no hicieron el trabajo, lo que no es correcto.  Aunque en algunos juegos los lanzadores fueron bateados libremente, su rendimiento en la post-temporada fue sustancialmente mejor que en la regular.  En la regular, la efectividad colectiva fue de 4.17 y en la post-temporada, un excelente 2.32.
Definitivamente, la debacle, ofensiva y defensiva, evitó que los Montañeses pudieran alcanzar su meta: defender con éxito el título nacional, algo que nunca han podido lograr. 
Teníamos justificadas esperanzas de que podíamos revalidar el campeonato obtenido en el 2014. Desafortunadamente, y aún cuando tuvimos una segunda oportunidad de entrar al Carnaval de Campeones ("Wild Card"), no se aprovechó porque nuestro glorioso equipo marchaba como el tango de Alfredo Le Pera y que inmortalizó el inmenso Carlos Gardel, CUESTA ABAJO.  Mas esa triste realidad no es patrimonio de Utuado.   En 1970,  Salinas tuvo el mejor récord en la fase regular, estableció marcas en victorias consecutivas y ni siquiera llegó al Carnaval de Campeones; ese año el Campeón fue Utuado.  En el 2007 y en el 2014, Fajardo tuvo las mejores marcas en ganados y perdidos a nivel nacional y en ambos años Utuado fue el Campeón.  De hecho, el año pasado Utuado se convirtió en el segundo equipo que obtiene un título nacional luego de haber concluido la fase regular con récord negativo (9-10), el otro lo fue San Lorenzo en 1997 (13-15).  Ciertamente, la caída de un equipo en la post-temporada ocurre con más frecuencia de lo que solemos pensar.  Esta vez nos tocó a nosotros el trago amargo.
Quiero destacar y aplaudir, las extraordinarias labores de nuestro apoderado y co-apoderado, "Lile "Medina y Normando Valentín, además, a sus respectivas esposas, Margie y Glenda, por sus entregas totales a las causas de nuestros Montañeses.  Este año, la gerencia cumplió a cabalidad los compromisos económicos contraídos con sus jugadores, evitando de esa manera los angustiosos problemas económicos que nos agobiaron en el 2013 y 2014. También agradezco al Gerente General,  "Gury"  Salvá y a su esposa Michelle, por las largas horas que le dedicaron a nuestro equipo.  A la Junta de Directores que desempeñó un rol limpio, transparente y de altura. Su presidente, Jorge Ramos, diseñó un sistema de méritos a través del cual se compensaba económicamente a los jugadores que se destacaban en un partido. Al cuerpo técnico y a los jugadores que lo entregaron todo en el terreno de juego. A Yasmín Porrata, quien ejerció su rol como oficial de prensa con mucha efectividad y sin descanso. A Wilmer Collazo, quien logró que muchos fanáticos en Puerto Rico y fuera de Puerto Rico pudiesen escuchar las transmisiones de los Montañeses a través de la Internet; y en ocasiones, fungió como el director técnico de las transmisiones. Al director técnico de las transmisiones, Wilfredo Otero, quien responsablemente hizo posible que la super antesala de los Montañeses comenzara a difundirse puntualmente 45 minutos antes de dar inicio el partido. Y la fidelidad de la fanaticada utuadeña que NUNCA SE QUITÓ.

Como es natural, la derrota duele y ese dolor se incrementa cuando sabemos que contábamos con un trabuco que muy bien pudo alzarse nuevamente con el título nacional. De ahí, que la mirada de los fanáticos de los Montañeses es triste en este verano y dicta mucho de la alegre mirada del pasado otoño. Pero los perdedores tenemos que respetar y aceptar la derrota con el espíritu deportivo que en el deporte muchas veces falta.  

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